
Todo se ha venido abajo. Todo parece haberse derrumbado (desgraciadamente, nunca mejor dicho) tras el atentado de ETA en la T4 de Madrid-Barajas.
Las consecuencias y respuestas han sido variadas, pero previsibles. Como siempre, los de siempre, se han tirado al cuello del gobierno. No creo que la actuación del PP sea digna de más mención que ésta.
El gobierno parece haberse quedado desconcertado con el atentado y está viendo tristemente que no van a ser ellos los que acaben con ETA a corto plazo. Rubalcaba era bastante claro y transparente en su rueda de prensa y en sus declaraciones. Tanto por lo que decía como por la forma en que lo decía. Condenaba "rotundamente" el atentado, afirmaba que "la violencia es incompatible con el diálogo" en la democracia y que "hacer análisis racionales de una banda terrorista como ETA conduce siempre a riesgos", recalcando que ETA no atiende a parámetros "racionales".
Por su parte, Otegi ha tenido la cara (como siempre) de decir que el proceso de paz era ahora más necesario que nunca. Cara no le falta, lo sabemos. Pero cierta razón tiene: es necesario acabar con ETA. Y para eso, hay que usar tanto la vía policial y legal como la vía política y del diálogo.
Hace ya mucho tiempo que ETA dejó de tener el poco sentido que tuvo cuando nació, en tiempos de dictadura y represión franquista. Tanto para el pueblo vasco, como para el pueblo español, como para la intersección o la unión de ambos, ETA es un mal que corrompe la sociedad en la que vivimos. Todos deberíamos tener esto claro (y ojalá Batasuna también lo tuviera), y deberíamos apoyar cualquier acción para solucionar el "conflicto vasco".
Si bien la crítica constructiva es imprescindible en todo proceso, la oposición frontal entre partidos en este tema es absurda. Estamos a punto de perder, si no lo hemos hecho ya, una nueva oportunidad de oro para acabar con el terrorismo. Esperemos que los enfrentamientos e intereses partidistas no debiliten la voluntad de diálogo y de solución del conflicto que el gobierno ha mantenido durante los últimos meses y que, le pese a quien le pese, es parte fundamental de la lucha contra el terrorismo.
Esperemos que todo esto acabe pronto y que nadie más tenga que pagar por algo de lo que no tiene la culpa, como las dos personas actualmente desaparecidas en el aparcamiento de la T4.
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