lunes, 7 de mayo de 2007

Para qué están hechas las leyes

Al mundo se le olvidan para qué están hechas las leyes. Es comprensible, aunque no admisible en un estado de derecho. Es el caso del tema de la "piratería", los derechos de autor, la SGAE, los cánones que se cobran por dispositivos electrónicos (MP3's, grabadoras de CD's, ...) o soportes magnéticos de almacenamiento (DVD's, CD's, ...).

Hace un tiempo, alguien pensó en los derechos de autor. Y se hizo una ley para salvaguardarlos. Se establecieron unas normas para que las obras (de cualquier tipo) de un autor no fueran explotadas (económicamente) sin su consentimiento. Así los autores podían estar más o menos tranquilos y confiados de que nadie les robara sus creaciones y podían llegar a vivir de eso, de ser artistas.

Más o menos a la vez, la industria discográfica seguía su marcha. La ley afectaba a la industria obligando a que cualquiera que vendiese discos pagase los derechos correspondientes al autor de la obra. Para las discográficas estaba bien, porque ellas pagaban algo al autor que no era excesivo, y la ley prohibía la "piratería", es decir, que un tercero copiase la obra y la vendiese por su cuenta sin pagar los derechos correspondientes.

Ahora bien, la ley permitía hacer "copias privadas", es decir, que alguien copiase una obra y se la diera a otra persona. Entonces, legalmente, yo podría coger, por ejemplo, un casette virgen, grabar un disco en él y dárselo a un amigo. Todo bien, todo legal. Además, el impacto que esto tenía sobre la industria discográfica era leve, ya que copiar llevaba tiempo, el alcance de las copias era limitado (conocidos, o conocidos de conocidos) y además yo creo que siempre gustaba tener los originales.

Luego llegó internet. Y llegó el P2P. El P2P (Peer To Peer) es el envío de ficheros (o partes de ficheros) entre dos ordenadores conectados a internet: uno envía el fichero y el otro lo recibe. Y la gente lo utilizó (y lo utiliza, programas como eMule y BitTorrent se basan en este sistema) para intercambiar música y otras cosas. Esto era (y sigue siendo) legal. Al fin y al cabo, lo único que se hace es una copia privada. Un particular tiene una obra y se da a otro particular. Sin ánimo de lucro. Sin cobrar nada. Sin vulnerar los derechos de autor.

Entonces el impacto sobre las discográficas cambió. Ahora el alcance de la copia privada no era tan limitado como "conocidos de conocidos", sino que era absolutamente ilimitado. Y los ciudadanos de a pié nos dimos cuenta de que eso era el paraíso. De que podíamos tener toda la música que desearamos sin necesidad de arruinarnos, y una nueva era empezó (pensadlo bien, hace 10 años nuestro "espectro musical" se reducía a la música que ponían en la radio; ahora tenemos toda la música del mundo a tan sólo un click de ratón).

Y, en fin, la industria discográfica se cabreó bastante. Normal: se les había acabado el chollo. Pero, y aquí viene lo importante: la transferencia P2P no vulnera los derechos del artista, no perjudica al artista, no interfiere con los intereses del artista. Sólo interfiere con los intereses de la industria discográfica. Y, no nos olvidemos, la industria discográfica es sólo una industria. ¿Interfiere internet con las escuelas de arte o música? ¿Interfiere internet con el arte? ¿Interfiere internet con la cultura? Al revés, ahora hay un mayor acceso a la cultura, una increíble diversidad y riqueza cultural gracias a internet. Internet lo potencia todo... Salvo los beneficios de la industria discográfica, claro.

La industria discográfica es sólo industria, lo dicho. Y una industria bastante elititsta, por cierto. ¿Cuántos grupos, intérpretes o artistas viven gracias a las discográficas en toda España? ¿100? ¿200? Creo que igual me he pasado. Los n-mil artistas (musicales) restantes de nuestro país no saben (ni sabrán) nada de qué es vivir de las discográficas.

El resto lo conocemos todos: campañas contra la "piratería en internet" (¿cómo? ¿no hemos dicho antes que la piratería era vender música copiada sin pagar los derechos de autor correspondientes?), contra las "descargas ilegales", campañas para salvar la música (o sea, para "salvar" las millonarias ganancias de los 100 ó 200 "artistas", el 0,00025% de la población de España, que viven de vender discos), cobro de cánones por CD's, DVD's, grabadoras, reproductores MP3's, y un largo etcétera.

Lo siento por los que apostaran por el negocio de vender discos, de verdad. Son bonitos y coleccionables, y un concepto muy romántico. Pero se les ha acabado el super-chollo. Igual que se les acabó el chollo a los fabricantes de cámaras fotográficas cuando aparecieron las cámaras digitales.

A veces se nos olvida para qué son las leyes. Las leyes de derechos de autor están para defender las obras de los autores. No están para defender los beneficios de las empresas que comercian con dichas obras.

Nos están timando. Y el gobierno apoya el timo con sus leyes. Y no podemos hacer nada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no me habla de lo que necesito lo que necesito es informacion sobre las leyes de los arboles hechas en el 2007