jueves, 12 de febrero de 2009

La calle Escrivá

Parece que estos días hay polémica porque van a nombrar una calle en memoria de José María Mariano Escrivá y Albás (Escrivá de Balaguer) quien a parte de hacer otras cosas, fundó el Opus Dei.

La verdad es que, si uno lo piensa fríamente, qué más dará cómo se llame una calle o se deje de llamar.  Al fin y al cabo es una calle, con aceras, casas, calzada, semáforos, tiendas, bares, borrachos, mierdas de perro, árboles, tráfico, humo de los coches, etc.  El nombre no importa demasiado.

Pero poniéndonos en situación, y pensando que una calle ha de ser nombrada con algo que sea digno de tener una calle con su nombre, nos encontramos con una situación delicada.

Belloch (en su línea de demostrar que él es el que manda) dice que "A un hombre no se le pone por consenso una calle, sino por méritos", y punto pelota.  Dice que ser santo es un mérito.  Bueno, yo creo que ser santo es un mérito con respecto a la Iglesia.  Pero el ayuntamiento no es la Iglesia (o eso creía yo), y debería medir los méritos de esa persona con respecto a los ciudadanos, la sociedad, la cultura, etc.  Vamos, lo normal.

Y no creo que Mr. Escrivá haya hecho nada en ese sentido.  No creo que merezca una calle.

Eso sí, "Todo Sobre mi Madre" también tiene una calle y habrá gente que piense que no lo merece porque no le gusta la película, o porque no le gusta el cine, o porque no sabe lo que es el cine, o porque piensa que el cine no aporta nada bueno para la sociedad, y así.  Y viene a ser un dilema parecido.

Pero bueno, al final a los políticos los hemos elegido nosotros, y ellos nos representan.  Así que más o menos no nos queda otra que tragarnos toda la mierda que generan día sí, día también. O coger el trabuco y tirar para el monte.  Pero ya no son tiempos para esas cosas.  Mejor ver la tele, salir por ahí, viajar un poco y, si te encuentras con algún político por la calle, regalarle un frasco de tu mejor mierda en agradecimiento por su labor.

2 comentarios:

Betawriter dijo...

Lo que yo no entiendo es a qué viene semejante gilipollez ahora. ¿De verdad no hay cosas más importantes que cambiar nombres a las calles?.

Tenemos una ciudad saturada de tráfico que no quiere un tranvía, precios de vivienda libre todavía inalcanzables para muchos jóvenes, altos niveles de paro, el Ebro que ha inundado media ribera, infraestructuras de carril bici inexistentes, puntos negros en las carreteras, etc... y en la portada del Heraldo sigo viendo a Belloch cambiando nombres a las calles o proponiendo la Expo-Lechuga.

¿No es un poco ridículo todo esto?. Estaría bien establecer una agenda política por prioridades donde no se pudieran tratar gilipolleces de determinado nivel hasta no estar resueltas las de niveles superiores.

Salud.

Dorondón dijo...

La verdad es que sí. Si se invirtiesen esfuerzos y dinero en "cosas importantes" en vez de en tantas otras cosas saldríamos todos mejor parados, seguramente.

Pero ¿qué sería el día a día sin estos debates sobre cosas intrascendentes o sin emprender proyectos absurdos que entretengan al populacho y le dé de qué hablar a la hora del café?

Tal vez un mundo sensato. Tal vez sea demasiado pedir. :-)